17 noviembre 2016

Matilde sobre "Poeta de papel"

El tiempo vuela… es un lugar común, pero como muchas frases que se incorporan en el hablar cotidiano, tiene su razón de ser, representa una percepción generalizada constituida como una expresión menos pedestre que “qué rápido pasa el tiempo” o algo parecido.   

Hace exactamente dos meses presenté Poeta de papel, mi poemario más reciente (no el último porque tengo todavía un par en cantera). El libro contiene cien poemas y cien dibujos de veinte artistas bolivianos que con generosidad aceptaron el reto de escoger cinco poemas cada uno, y crear un dibujo a partir de esos versos.

Los originales de los dibujos se exhibieron enmarcados en el salón de exposiciones la Cinemateca Boliviana. Media hora antes de la presentación del libro todavía estaban Carmen Perrin y Guy Limone, dos amigos artistas llegados de Suiza y de Francia respectivamente, colgando los dibujos con mucho más criterio artístico que el que yo hubiera podido improvisar.

Casi todos los artistas estaban presentes en la inauguración de la muestra y la presentación del libro, el 19 de septiembre. Un aguacero inesperado en una época del año en la que normalmente no llueve hizo que algunos llegaran mojados hasta los huesos (otra expresión popular gráfica), incluyendo a Erasmo Zarzuela y a Gonzalo Ribero cuyo espíritu aventurero los hizo llegar desde Oruro y Cochabamba.

Matilde Casazola y Alfonso Gumucio en 1980
Quizás lo más notable del nacimiento público del libro publicado por Plural Editores  fue la presentación que hizo de él Matilde Casazola, poeta y cantautora de enorme trayectoria. A Matilde no les gusta presentar libros de otros, pero en este caso hizo una excepción, quizás animada por la amistad que nos une desde hace varias décadas.

El texto de su presentación se publicó en el suplemento Letra Siete el 2 de octubre, y recién ahora, por esto de que “el tiempo vuela”, puedo reproducirlo en el blog para que sea leído por amigos y colegas que no alcanzaron a verlo en la edición impresa de Página Siete. Aquí van las palabras de Matilde Casazola.

El más reciente libro de Alfonso Gumucio Dagron

Matilde Casazola

Fue una hermosa noticia para mí saber de este nuevo libro de poesía de Alfonso, personalidad siempre dinámica en tantas y tan diversas facetas de la creación y el intelecto, como son la narrativa, el ensayo literario, el periodismo, el cine, la fotografía, las ciencias de la comunicación… para todas las cuales ha aportado con valiosas entregas: publicaciones, películas, libros; algunos de estos trabajos premiados en eventos internacionales y nacionales.

Pero indudablemente es la poesía la rama en que nos complace quedarnos hoy en compañía de Alfonso. Le anteceden otros poemarios: Antología del asco (1979), Razones técnicas (1980), Sobras completas (1984), Sentímetros (1990) y Memoria de caracoles (2000).

Poeta de papel (2016) contiene cien poemas inéditos, cada uno ornamentado de sugerentes dibujos logrados por diversos artistas. Un doble regalo para el esteta: lo que éste capta directamente del mensaje poético y lo que ve a través de los ojos del pintor.

Poesía la suya, depurada, contenida, al tiempo que rica en imágenes, en juegos de palabras que da gusto descifrar. Poesía traviesa con un cierto toque amargo. Poesía poderosamente descriptiva.

Poeta de papel, obra densa en el sentido de ser fecunda, es al mismo tiempo ligera, como el poeta mismo, caminante, viajero, el ojo alerta, el pie alado.

Alfonso, detallista, amante de los objetos bellamente labrados (en una cierta visita que hice a su casa me enseñó hermosas esculturas africanas talladas en madera), refleja esta misma cualidad en varios de sus poemas.

Hay otros de amor ardiente. Muchos denotan esa sed de justicia que ha dado un rumbo claro a su existencia.

Otra clave para sus salmos: la mirada aérea y la mirada desde diversos puntos del planeta: ciudades innúmeras, puertos, volcanes, selvas, desiertos, ruinas de antiguas y admirables civilizaciones, paisajes en colores contrastados.

La observación de las criaturas que pueblan nuestro mundo: animales, plantas, lo cósmico en su poesía. Y el ser humano con todas sus llagas, sus costumbres cotidianas, sus hastíos, también sus crueldades.

Este libro es un testimonio de vida. Todo un mundo contenido en cien poemas que fueron escritos a mano, en una hoja de papel, y guardados a veces por años, hasta volver a leerlos y darles la definitiva forma.

Gracias Alfonso por invitarme a presentar tu libro. Gracias en nombre de quienes amamos la poesía.

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La poesía se escribe cuando ella quiere.

—José Hierro