16 septiembre 2016

Nuevos cineastas latinoamericanos

Cuando estuve en los Premios Platino del Cine Iberoamericano en Punta del Este, a fines de julio, conversé allí con algunos de los protagonistas nominados o premiados en las diferentes categorías, entre ellos Salvador del Solar director del largometraje peruano Magallanes, Marcia Tambutti directora del documental Allende, mi abuelo Allende y David Gallego, que ganó el premio Platino por la fotografía de El abrazo de la serpiente. Estos son breves momentos de esas conversaciones.

Alfonso Gumucio y Salvador del Solar en los Premios Platino
Salvador del Solar tiene muchos años de experiencia como actor de teatro y cine. Trabajó en El gran teatro del mundo que dirigió nuestro común amigo Luis Peirano: “Tuve la fortuna de estar allí”, dice, recordando esos tiempos. Ahora vive hace diez años en Bogotá y cosecha reconocimientos en festivales de cine por su primer largo, Magallanes, una historia sobre la violencia que vivió el Perú en áreas rurales.

Cuando pregunto a Tore del Solar si se siente más director que actor, no lo duda: “Me considero fundamentalmente actor, pero me reconozco como alguien en la actividad de contar historias. Ser actor ha sido mi pasión desde niño, y ahora he descubierto la posibilidad de contar historias desde la dirección y me resulta también fascinante, espero que la providencia me permita reincidir y continuar reincidiendo.”

¿Por qué escogiste el tema de Magallanes para empezar como director?

“A veces las cosas no son tan claras. Yo no iba a dirigirla, yo solo quería escribir el guion, y a los cinco años de estar trabajando en él hablé con mi amigo Aldo Salvini, quien generosamente me dijo que yo debía dirigirlo. Segundos más tarde me di cuenta de que tenía que asumir un enorme reto. El actor siente que tiene la enorme responsabilidad de presentar un ser humano verosímil, creíble, complejo, pero el director está detrás de todo ese universo.”

Damián Alcázar en Magallanes
En esta primera obra contó con un elenco formidable que encabeza el mexicano Damián Alcázar: “Yo no conocía a Damián ni pensé que lo podíamos tener, pero era mi referencia. Estaba buscando alguien como él, que es un verdadero actor latinoamericano y puede hacer algo que pocos actores pueden, que es cargar el peso de una película haciendo un gran personaje que sin embargo se mantiene como anónimo.  Tiene esa grandeza.”

“Ha sido un proyecto con estrella” dice Tore con modestia. “Es un poco injusto cuando se refieren a mi película como opera prima, porque el cine es tan eminentemente colaborativo, que el novato era yo, pero rodeado por gente extraordinaria y de una larga experiencia, como Diego Jiménez en la fotografía, Federico Jusid (que hizo la música de El secreto de sus ojos), Damián Alcázar, Magaly Solier y Federico Luppi.”

El abrazo de la serpiente, de Ciro Guerra
El abrazo de la serpiente fue la película más premiada en los Premios Platino. Sobre ella escribí meses atrás pero ahora tuve oportunidad de conversar con su joven jefe de fotografía, David Gallego, premiado en su categoría. Le dije que me sorprendió la madurez de su trabajo, cuando este es recién el tercer largometraje en el que trabaja y nunca estudió profesionalmente fotografía de cine.

“Vengo de un aprendizaje de varios años como asistente de cámara, pero aquí fue realmente lanzarse al agua y aprender a resolver en pos de una historia. Tuve todo el respaldo de la producción y del director, quien logró armar un equipo donde todos los componentes estaban al mismo nivel y le daban un equilibrio a la historia.”

Alfonso Gumucio y David Gallego en Punta del Este
El blanco y negro ha vuelto a ponerse de moda en años recientes con películas que fueron exitosas, como Blancanieves (2013) de Pablo Berger o El artista (2011) de Michel Hazanavicius, pero en este caso ¿no era una tentación filmar en color en la selva?

“La decisión es difícil. En un principio tratamos de descifrar qué es lo que tienta del color, y llegamos a la conclusión de que la justificación del color no era sólida, no trascendía la historia, y más bien surgieron muchas justificaciones para usar blanco y negro. Es una película que hicimos en celuloide, no en digital, porque precisamente queríamos lograr la textura de las fotografías de los exploradores de principios del siglo pasado. Su forma de descubrir la selva y mostrarla al mundo fue a través de la fotografía en blanco y negro, y esa fue nuestra inspiración.”

El abrazo de la serpiente es de una historia sobre la complementariedad cultural, no solo sobre la pérdida de la cultura tradicional indígena con la llegada europea…

“Teníamos claro desde el principio que nuestra película trata de representar los dos puntos de vista. Plantea el diálogo entre dos culturas, como bien dices, por una parte el indígena se materializa y se expone con sus errores, con sus miedos y sus conflictos, y con el hombre occidental pasa algo similar.”

Marcia Tambutti Allende
A principios de la década de 1980 conocí brevemente a Isabel, la hija de Salvador Allende cuando estábamos ambos exiliados en México. Ahora pude conversar con su hija, Marcia Tambutti Allende, realizadora de Allende, mi abuelo Allende.

Tienes un abuelo en blanco y negro…

“Diste en el clavo porque la imagen de mi abuelo para mí era muy parecida a un busto, a un esténcil en blanco y negro, no podía imaginarlo moviéndose siquiera. No me lo imaginaba de cuerpo entero, me di cuenta de que cuando encontré un par de fotos de cuerpo entero me sorprendí mucho. Entonces lo que buscaba era sacarlo de esa posición de bronce o de estatua, y también pasar del nivel político. Como hija de exiliados la imagen que predominaba en mí como en cualquier otro exiliado era la admiración por haber escuchado historias sobre el 11 de septiembre, pero yo quería recuperar la vida cotidiana y la vida familiar, ¿cómo era cuando estaba de mal humor?, ¿cómo era con sus amigos?, ¿qué le gustaba comer?”

No se hablaba de Salvador Allende en la familia, la herida había impuesto un silencio cómplice en todos: “Normalmente no hablas de lo que te duele no quieres exponer la vulnerabilidad y la vas guardando, pero eso implicaba que no nos estaban traspasando a los jóvenes los mejores momentos, por ejemplo mi madre me dice ‘aquí viví los momentos más felices de mi vida’ pero nunca nos había hablado de eso. Yo ni siquiera había hablado con mi hermano de este tema.”

Allende,  mi abuelo Allende, de Marcia Tambutti
Tenías ventajas sobre otros directores que han hecho documentales sobre Salvador Allende…

“Mi punto de partida, que me daba una ventaja, era ser de la familia. Ya que mi familia se había negado a hablar de cosas tan íntimas, yo podía a lo largo de los años molestar un poco más y conseguir los testimonios, y eso se ve reflejado en el documental.  No teníamos muchas cartas, fotos, pero luego descubrí que nos habían llegado a cuentagotas después del exilio, a través de amigos, pero nunca antes nos habíamos reunido para verlos.”
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La forma más honesta de hacer cine, es hacer una películas para uno mismo.

—Peter Jackson