30 julio 2006

Hágase odiar

Nabil, un amigo árabe me envió unas fotos impresionantes de la guerra. No se trata de muertos descuartizados por las bombas de Israel, ni de los edificios de Beirut reducidos a escombros. Es más horrible que eso, porque en las fotos se ven preciosas niñas judías que escriben sobre las bombas que están a punto de salir hacia el Líbano mensajes para las víctimas árabes. Textualmente les dicen: "Queridos niños libaneses, palestinos, árabes, musulmanes y cristianos... mueran con amor." Las fotos fueron tomadas por Sebastián Scheiner de la Associated Press, en una unidad de artillería pesada cerca de Kiryat Simona, en el norte de Israel, el lunes 17 de julio. Esas bombas ya llegaron a sus víctimas en Beirut... La crueldad de la guerra involucra a los niños, ya sea como agresores o como víctimas.

No hay palabras para describir la prepotencia de la agresión militar israelita contra Líbano y contra la nación Palestina. No se trata, como se ha querido insinuar algunas veces, de David contra Goliat, sino todo lo contrario. Estados Unidos se ha encargado de armar hasta los dientes al Estado de Israel durante décadas, en preparación precisamente de estos actos de terrorismo de Estado que horrorizan a la humanidad. Israel es Goliat. ¿Cómo no odiar a Israel por sus crímenes de guerra? Quisiéramos ver el día en que los responsables militares de Estados Unidos y de Israel estén sentados, lado a lado, en un juicio por crímenes contra la humanidad, similar al juicio de Nuremberg donde se juzgaron a los “kapos” del nazismo. El terrorismo de Estado no merece sino el desprecio de la humanidad.